domingo, 10 de mayo de 2009

El arte de vivir

El mundo de las series se ha convertido en el nuevo refugio de aquellos que buscamos la expresión del ser humano a través de alguna creación. En mi caso la experiencia es incluso de novata, porque hoy en día existen entre nosotros unos expertos a los que habitualmente llamamos frikis, pero que al fin y al cabo no son más que lo que en gustos de cine llamaríamos cinéfilos. ¿Sabe alguien si existe ya un término similar para los seguidores de series? ¿Seriéfilo? Suena raro, pero sería más o menos algo así.


Decía que mi experiencia no abarca mucho, porque de las numerosas series que se emiten hoy en día sólo estoy enganchada a unas pocas. Para este post quiero detenerme en ‘A dos metros bajo tierra’, cuyo título en la versión original es ‘Six feet under’. Ha sido desde luego para mí todo un descubrimiento desde que empezara a verla animada por la pertinente insistencia de un amigo. Las sinopsis que circulan por internet dicen que se trata de la vida de una familia encargada de una funeraria, y me encanta la coletilla que varias veces he leído por la red de “Cuando la muerte es tu negocio ¿cuál es el sentido de tu vida?”. Es una coletilla fácil, pero curiosa a la vez. No he visto todavía las cinco temporadas, así que en solidaridad con los que, como yo, todavía no han visto la serie entera, no voy a detenerme en detalles que puedan destripar tramas de la serie.


Me interesa incidir en toda la psicología que hay detrás de las historias que rodean a la familia Fisher. Reconozco que tras haber visto tantos capítulos han aflorado en mí ciertos sentimientos sobre la familia y la muerte que desconocía. O más que sentimientos desconocidos debería decir algo escondidos. Los Fisher son una familia que se vuelve completamente disfuncional cuando en el primer capítulo asistimos al hecho que marcará el rumbo de toda su historia. Este hecho es la muerte de Nathaniel Fisher, el cabeza de familia. No significa esto que debido a la desaparición del hombre de la casa vengan las desgracias. Se trata más de conocer a unos personajes que a partir del hecho más dramático que hayan vivido hasta el momento se van a ver en numerosas encrucijadas, tanto en su vida laboral como privada. He aquí el detalle más sublime, la maestría que los creadores de ‘A dos metros bajo tierra’ han demostrado para presentarnos cómo es la vida de aquellos que trabajan con la muerte. No solo eso, sino que viendo la evolución de los personajes el espectador es capaz de reconocerse en muchos aspectos de su propia vida, incluso con las diferencias que pueda haber entre la sociedad estadounidense y el resto del mundo.


Tras la muerte de Nathaniel los demás parientes se plantean qué clase de lazos les unen más allá de vivir bajo el mismo techo y encargarse del negocio. Da la sensación de que hasta ese momento la vida familiar haya transcurrido sola, sin necesidad de cuidados afectivos, porque si la familia ya está ahí no hace falta nada más. Este es el primer tropezón de todos. A la familia, como a los amigos y todas las relaciones a las que nos enfrentamos día a día, hay que trabajarla duramente y a eso aprende cada uno de los Fisher temporada tras temporada. A lidiar con la muerte, a enamorarse indebidamente, a volverse todo impulso, a conocer el dolor de la adolescencia, a aceptar que todos escondemos secretos muy negros y que si los intentamos borrar se volverán en nuestra contra sí o sí.



Todos los individuos demuestran una clarísima evolución como seres humanos y nos descubren esas pequeñas cosas que con la madurez y el paso del tiempo se vuelven muy difíciles de sobrellevar. Creo que la reina de todas estas cosas sería la soledad, ese fantasma que tanto nos atormenta y que en realidad yo creo que es inherente a cualquier persona. Como dice otra amiga mía, y añado yo que a excepción de gemelos o mellizos, nacemos solos. Visto así, la soledad es algo natural que hay que aceptar y por supuesto acompañar para resistir en este singular campo de batalla que llamamos vida. Afortunadamente por muy solos que nos sintamos, no hay más que mirar a nuestro alrededor para comprender que a todos nos ha tocado, y que el explorar nuestras relaciones como animales sociales es en mi opinión la manera perfecta de pasarlo bien y sacar el lado más bonito del sufrimiento.

1 comentario:

  1. Genial lectura y reflexión de la serie, es toda una experiencia verla y si es en soledad, más

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